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31
Jul2024
Soy Jessica Rojas y actualmente me dedico a la astrofotografía, especializada en luna con siluetas de todo tipo. Éste ha sido mi recorrido Nikonista:
Mi primera cámara fue una Nikon D3100, la compré en 2009 cuando empecé a estudiar audiovisuales, y con ella grabé mis primeros cortos y mis primeros trabajos. Soy Nikonista desde siempre, de corazón, porque gracias al curso de fotografía y a la inscripción para el Club Nikonistas que venía de regalo con la cámara (era un pack para principiantes), pude aprender mucho y le guardo muchísimo cariño a esos primeros momentos.
Durante los 3 años siguientes le di muchísima caña a esa cámara, aceptando todo tipo de trabajos en vídeo para ganar experiencia, hasta que en 2012 estudié Fotografía en EFTI y descubrí el lightpainting, hecho que me cambió la vida.
Mi cámara D3100 se quedaba muy corta para fotografía nocturna por lo que decidí venderla y dar el salto al full frame con la D750: era la cámara perfecta para mí por su altísima tolerancia a situaciones con poca luz y por sus cualidades para vídeo, dos ventajas difíciles de encontrar en la misma cámara por aquel entonces. Y no me equivoqué, esa cámara me sigue dando soporte hoy en día, 11 años después de comprarla, cosa que me enorgullece decir y que, además, le otorgan una calidad y veracidad a la marca Nikon que pocas otras pueden decir.
Yo hacía todo tipo de trabajos en vídeo y fotografía, desde espectáculos hasta bodas, pasando por conciertos, vídeos corporativos, festivales, ‘making of’ en cine, eventos… y a todos me llevaba mi Nikon D750 + 24-70mm 2.8 + 70-200 2.8, esas eran mis únicas herramientas de trabajo, y con ellas sobreviví mucho tiempo... hasta que me entró por las venas la locura de la luna, a finales del 2019.
Eso me obligó a comprar un teleobjetivo. Probé diferentes marcas compatibles con Nikon, pero la nitidez que me daba el 200-500mm de Nikkor era muy superior a los demás, así que no me lo pensé y me lancé. Con el paso de los meses empecé a dedicarme exclusivamente a fotografiar todo tipo de lunas y soles con siluetas, con lo que me he tirado los últimos 4 años de vida observando el mundo a través de 500mm.
Mi primera cámara fue una Nikon D3100, la compré en 2009 cuando empecé a estudiar audiovisuales, y con ella grabé mis primeros cortos y mis primeros trabajos. Soy Nikonista desde siempre, de corazón, porque gracias al curso de fotografía y a la inscripción para el Club Nikonistas que venía de regalo con la cámara (era un pack para principiantes), pude aprender mucho y le guardo muchísimo cariño a esos primeros momentos.
Durante los 3 años siguientes le di muchísima caña a esa cámara, aceptando todo tipo de trabajos en vídeo para ganar experiencia, hasta que en 2012 estudié Fotografía en EFTI y descubrí el lightpainting, hecho que me cambió la vida.
Mi cámara D3100 se quedaba muy corta para fotografía nocturna por lo que decidí venderla y dar el salto al full frame con la D750: era la cámara perfecta para mí por su altísima tolerancia a situaciones con poca luz y por sus cualidades para vídeo, dos ventajas difíciles de encontrar en la misma cámara por aquel entonces. Y no me equivoqué, esa cámara me sigue dando soporte hoy en día, 11 años después de comprarla, cosa que me enorgullece decir y que, además, le otorgan una calidad y veracidad a la marca Nikon que pocas otras pueden decir.
Yo hacía todo tipo de trabajos en vídeo y fotografía, desde espectáculos hasta bodas, pasando por conciertos, vídeos corporativos, festivales, ‘making of’ en cine, eventos… y a todos me llevaba mi Nikon D750 + 24-70mm 2.8 + 70-200 2.8, esas eran mis únicas herramientas de trabajo, y con ellas sobreviví mucho tiempo... hasta que me entró por las venas la locura de la luna, a finales del 2019.
Eso me obligó a comprar un teleobjetivo. Probé diferentes marcas compatibles con Nikon, pero la nitidez que me daba el 200-500mm de Nikkor era muy superior a los demás, así que no me lo pensé y me lancé. Con el paso de los meses empecé a dedicarme exclusivamente a fotografiar todo tipo de lunas y soles con siluetas, con lo que me he tirado los últimos 4 años de vida observando el mundo a través de 500mm.
© Jessica Rojas | Nikon Z 6II + NIKKOR Z 100-400mm
En 2023, Nikon me propuso viajar a Londres para el evento “Photo London” y el lanzamiento de la Z 8, y allí mi vida volvió a dar un vuelco, porque aquel “camarón” que casi me daba miedo tocar, era la primera mirrorless que probaba. ¡Menudo cambio de tecnología!
Yo era un hueso duro de roer a la hora de cambiar mi reflex por una mirrorless, porque estaba contentísima con mi cámara y por qué no decirlo, estaba en la zona de comfort (y tampoco podía permitírmelo!), pero una vez pruebas cualquier Z no hay marcha atrás. Y si encima pruebas la Z 8 en mi primera instancia, como me pasó a mí, el shock está asegurado. Cuando ves esa nitidez, ese bokeh con cualquier objetivo, incluído el 100-400, esa rapidez de enfoque... no te queda otra que hacer el cambio.
Desde entonces, en Nikon Professional Services empezaron a prestarme diferentes mirrorless y objetivos de la gama Z, y ya no he podido volver a mi D750, porque la diferencia es abismal.Bueno, es una forma de hablar, claro que puedo seguir usándola, pero mira estas 2 fotos de “la Giralda” de Sevilla a la salida de la super luna, fotografiadas en el mismo momento con dos cámaras (sobre trípode).
Yo era un hueso duro de roer a la hora de cambiar mi reflex por una mirrorless, porque estaba contentísima con mi cámara y por qué no decirlo, estaba en la zona de comfort (y tampoco podía permitírmelo!), pero una vez pruebas cualquier Z no hay marcha atrás. Y si encima pruebas la Z 8 en mi primera instancia, como me pasó a mí, el shock está asegurado. Cuando ves esa nitidez, ese bokeh con cualquier objetivo, incluído el 100-400, esa rapidez de enfoque... no te queda otra que hacer el cambio.
Desde entonces, en Nikon Professional Services empezaron a prestarme diferentes mirrorless y objetivos de la gama Z, y ya no he podido volver a mi D750, porque la diferencia es abismal.Bueno, es una forma de hablar, claro que puedo seguir usándola, pero mira estas 2 fotos de “la Giralda” de Sevilla a la salida de la super luna, fotografiadas en el mismo momento con dos cámaras (sobre trípode).
© Jessica Rojas | Nikon D750 + NIKKOR AF 200-500mm
- La primera está fotografiada con Nikon Z 6II + NIKKOR Z 100-400mm
- La segunda está fotografiada con Nikon D750 + NIKKOR AF 200-500mm
Mismo día, misma luz, misma hora. La única diferencia era de unos pocos metros entre las cámaras.Ambas tienen retoques mínimos de luz, saturación y recorte, además de un denoise para limpiar ruido, pero he aplicado lo mismo en ambas.
¿Qué te parecen?
Ahora ya solo utilizo la Nikon Z 8 + NIKKOR Z 100-400mm, y es que aunque parezca que este teleobjetivo se queda corto para fotografiar la luna, no es así, sobre todo si lo acompañas de una Nikon Z 8.
Lo primero, porque el tamaño aparente de la luna no se relaciona con el objetivo (la luna se observará del mismo tamaño usando cualquier óptica, angular, teleobjetivo o incluso con un smartphone), pero la nitidez y el recorte sí marcan la diferencia. De hecho lo cambian todo.
La cámara Nikon Z 8 tiene un sensor de 45,7 megapixels y captura imágenes en 8K, con lo que el recorte no le resta nada de calidad. Si no sabes a lo que me refiero con el factor recorte, te dejo aquí abajo otras dos fotografías de la luna con personas: las dos fotos están tal cual salieron de cámara, la única diferencia es que una tiene recorte y la otra no.
© Jessica Rojas
Para hacer este tipo de fotografía yo me tengo que colocar muy lejos de la pareja, en este caso estoy a más de 300 metros de distancia, con lo que necesito una cámara + teleobjetivo que sean extremadamente nítidos y estables, que me proporcionen una imagen de cuantos más MP mejor (para poder recortarla sin perder nitidez) y que tengan un obturador rápido, ya que el tránsito de la luna por detrás de la pareja suele durar pocos segundos.
Si no conoces este tipo de fotografía, puede que te cueste imaginar cuánta distancia son 300 metros, por eso te dejo una foto hecha con el móvil para que te hagas una idea. Estás tan lejos que ni siquiera puedes ver a simple vista a la pareja, solo ves un punto luminoso que es la luna. Ahí es donde la combinación Nikon Z 8 + NIKKOR Z 100-400 S line hacen magia.
Este equipo me da tanta confianza y tranquilidad, que hasta me atrevo a disparar a mano en determinadas circunstancias, porque sé que no me va a fallar.
En esta foto estaba dando un workshop en Mataró, tenía 12 alumnos capturando la puesta de luna y no podía estar con el trípode dedicándome a sacar mi foto, si no que tenía que moverme de alumno en alumno resolviendo dudas y organizando la sesión, en condiciones de poca luz, a +300 metros de distancia de las modelos y con segundos de margen para tener la luna centrada. Aún con estas condiciones, mientras me movía entre alumno y alumno podía apuntar hacia la luna, utilizando milisegundos para lanzar una ráfaga y seguir atendiendo al siguiente alumno, y así pude capturar todas las poses de las modelos que había planificado, al mismo tiempo que no desatendía a nadie.
Este nivel de exigencia solo es posible con un equipo Nikon, y por ahora de aquí no me muevo. Este nivel de nitidez, en el que podemos diferenciar los dedos de las manos estando tan lejos y sin trípode, no deja de impresionarme cada vez que lo miro, me parece increíble.
Este nivel de exigencia solo es posible con un equipo Nikon, y por ahora de aquí no me muevo. Este nivel de nitidez, en el que podemos diferenciar los dedos de las manos estando tan lejos y sin trípode, no deja de impresionarme cada vez que lo miro, me parece increíble.
© Jessica Rojas
Comentarios
Espectacular.. Solo de Nikon, tengo la D810
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