© Jessica Rojas
Esta es mi segunda entrega sobre mi trayectoria en la astrofotografía, especialmente con la luna, siluetas y en la fotografía en general.En mi primer relato, compartí mi inicio con una Nikon D3100 en 2009, cuando estudiaba audiovisuales.
Esta cámara me acompañó en mis primeros proyectos y trabajos, siendo fundamental en mi aprendizaje gracias al Club Nikonistas. En 2012, al estudiar Fotografía en EFTI y descubrir el lightpainting, decidí cambiar a una Nikon D750, perfecta para fotografía nocturna y vídeo. Con ella, cubrí eventos, bodas, conciertos y más.
A finales de 2019, mi pasión por la luna me llevó a adquirir un teleobjetivo Nikkor 200-500mm, lo que definió mi trabajo en los últimos cuatro años, fotografiando lunas y soles con siluetas. En 2023, Nikon me invitó al evento “Photo London” para el lanzamiento de la Z 8, mi primera mirrorless. Esta experiencia transformó mi percepción de la tecnología mirrorless, y desde entonces, utilizo exclusivamente la Nikon Z 8 + Z 100-400mm.
La diferencia entre las cámaras es notable, especialmente en nitidez y rapidez de enfoque. He comparado fotos tomadas con la D750 y la Z 6II, observando la superioridad de la mirrorless. La Z 8, con su sensor de 45,7 megapíxeles y capacidad de grabación en 8K, ofrece una calidad insuperable, especialmente en recortes sin pérdida de nitidez.
Este equipo me proporciona confianza para disparar incluso a mano, y ha sido crucial en mis workshops, permitiéndome capturar imágenes nítidas en condiciones desafiantes. La combinación de la Z 8 y el objetivo Z 100-400 S Line ha sido mágica, brindándome la precisión y calidad necesarias para mi trabajo.
En resumen, mi evolución con Nikon ha sido constante y enriquecedora, desde la D3100 hasta la Z 8, permitiéndome crecer y perfeccionar mi arte tanto en la astrofotografía, como en la fotografía en general