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Imagine la escena: está volando a toda velocidad hacia el cielo, soportando un empuje de 7G, intenta no perder el conocimiento porque la sangre no llega a la cabeza, y de repente, la cámara pesa siete veces más de lo debido. Aunque pueda levantarla hasta la cara, la máscara de oxígeno le impide mirar por el ocular del visor. En estas condiciones de trabajo, resulta increíble que el especialista en fotografía Aire-Aire Edwin Borremans consiga hacer foto alguna.

La pasión de Borremans por la aviación comenzó el día que su abuelo le llevó a un espectáculo aéreo militar, cuando sólo tenía 12 años. Vio su primer F16 y se enamoró.

Inició su carrera profesional como periodista especializado en aviación, hasta que finalmente introdujo la fotografía en su actividad. Su primer trabajo lo realizó con el equipo turco de exhibición aérea Turkish Stars a bordo de un F5.

“Lo pasé fatal en ese vuelo”. Nos explica. “Cuando me bajé, le dije a mi socio Stefan Degraef que si eso iba a ser así siempre, lo dejaba. Pero cuando vi las fotografías, me parecieron increíbles, así que decidí continuar”.

Ambos están al frente de la compañía de prensa de aviación militar TrueBlue, y son unos de los pocos civiles que vuelan con asiduidad en reactores militares.

El principal problema al que se enfrentan es la falta de espacio. Una vez en cabina, disponen de muy poco o de ningún espacio para moverse, y mucho menos para cambiar de objetivo. Borremans nos lo explica:

“Sujeto la cámara entre las piernas. Tengo un 24 mm y un zoom pequeño de 24-85 mm porque en la cabina no puedes trabajar con un zoom mayor. Algunas veces intento llevarme otro cuerpo, pero a menos que se trate de un reactor americano, no hay sitio”.

Por encima de las nubes, con el brillo del sol, la pantalla LCD apenas se ve, así que Borremans utiliza un visor de ángulo recto acoplado al visor de la cámara para poder acercársela sin tropezar con la máscara de oxígeno. “Consigues unos ángulos de disparo increíbles sin acabar hecho un nudo”.

Sólo hace un par de años que ambos se han pasado a digital, principalmente, para mejorar sus sistemas de trabajo. Comenzaron con una D70 “por el peso”, pero en seguida pusieron sus ojos en las bondades del formato completo de la D700, que les sirvió para capturar estas asombrosas imágenes de la Royal Bahraini Air Force.

“No suelen admitir a gente de fuera”, comenta Borremans. “Pero les convencimos para que nos subieran con motivo de un artículo sobre su sección de cazas de la base aérea de Shaikh-Isa”.

La base se encuentra en la isla de 694 km2 que constituye la nación de Bahrein, junto a la costa sur del Golfo Pérsico.

“Hasta que no despegas, no te das cuenta de lo pequeña que es la isla, aunque se está expandiendo continuamente. Al igual que en Dubai, han empezado a construir sus propias islas. Aparecen en la fotografía bajo el F16, con su característica forma de pez”.

¿Borremans ha tenido que hacer uso de la bolsa para el mareo en alguna ocasión?

“Nunca”, nos confiesa. “Aunque sí que he estado a punto”.

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www.trueblueaviapress.be



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