NKT: Guerras sin bajas militares, es la fórmula política para que nuestra sociedad acomodada siga disfrutando de su despreocupado hedonismo, sin que la muerte de soldados pesen en la conciencia colectiva. Pero una guerra tecnificada, implica la masacre de la población civil y terribles pérdidas en infraestructuras. ¿No será el terrorismo radical un modo de buscar compensaciones a la devastadora intervención militar que se ha hecho en países como Irak?
GS: Imponer el terror, es siempre condenable. No hay que olvidar que también existe el terrorismo de estado y que también se ejerce.
Cuando un país, como Estados Unidos, invade otro país, como Irak, para facilitar su buena imagen, y no solo para derrocar a su máximo responsable, Sadam Husein, destruye las instituciones y las infraestructuras del país, desautoriza a las fuerzas militares y a la policía del país, permite los saqueos, permite el descontrol. En definitiva, permite la lamentable situación que se creó en el 2003, y provoca un vacío de poder. Lo que puede pasar es que de ese vacío de poder nazcan grupos insurgentes, unos dispuestos a disparar, y otros dispuestos a hacer terrorismo.
Todo lo que ha ocurrido en Irak desde el 2003, ha sido parte de un plan por parte de Estados Unidos que ha fracasado totalmente. Y ante este fracaso y la incapacidad de entender la historia del país, se está produciendo una situación rocambolesca.
Ahora mismo, los propios americanos están intentando negociar con los grupos terroristas, intentando diferenciar unos grupos armados de otros, para formar coaliciones y aislar a los grupos más letales. Es el resultado de una guerra totalmente absurda y de una planificación de la post-guerra irakí, que personalmente conozco muy bien, desastrosa en todos los sentidos.
Mediante la información que se difunde, uno puede llegar a pensar que hoy hay menos muertos en Irak y que finalmente el plan de pacificación americano está triunfando. Nada más lejos de la realidad. Hay menos soldados muertos porque salen menos a la calle, y hay menos civiles muertos por la limpieza étnica que se ha hecho. Hay barrios enteros en Bagdad que antes eran multiétnicos y que hoy pertenecen a una sola etnia. Los ciudadanos de otros grupos religiosos han huido o los han matado.
NKT: Llevas años luchando, dentro y fuera de nuestras fronteras, contra la hipocresía y el cinismo de la clase política. A las puertas de las elecciones legislativas, ¿crees que hoy estamos más cerca del final de la fabricación de armas en España?.
GS: Este gobierno, que nació contra la guerra, la de Irak, no solo no ha dejado de fabricar armas, sino que ha duplicado la venta de armas, incluidas las bombas de racimo, tan letales y antidemocráticas como las minas. Incluso se están exportando armas a países con conflictos internos o vecinales, como Colombia y Venezuela, países entre los cuales se cuenta más de un desliz histórico.
Es evidente que el gobierno no es sensible a este tema, porque la opinión pública tampoco lo es. Si los ciudadanos no somos receptivos a este tipo de tragedia y entendemos la importancia de que un país como el nuestro no esté metido en el mercadeo de armas, hay pocas posibilidades que este tema pase a formar parte de la agenda de nuestros políticos.