Las ópticas ultraluminosas ofrecen prestaciones irremplazables desde dos puntos de vista. Permiten, desde la perspectiva técnica, tomar fotografías en condiciones de poca luz disponible; por otro lado, ofrecen también recursos estéticos únicos gracias a las cualidades del desenfoque de los fondos, derivado de su escasísima profundidad de campo. Los fotógrafos necesitados de estas prestaciones deberán pagarlas a precio elevado, porque son objetivos difíciles de producir.
Las lentes de gran diámetro necesarias por diseño incrementan ciertas aberraciones, entre las cuales son especialmente nocivas la aberración esférica y la coma sagital. Es cierto que se corrigen diafragmando, pero entonces queda en entredicho su misma naturaleza pues el interés de estas ópticas es su uso a plena apertura.
Dejando de lado el 55 f/1,2 producido a partir de 1967, el primer Nikkor ultraluminoso de propósito especial fue el AI Noct NIKKOR 58mm f/1.2, que se fabricó entre 1977 y 1998 y que aportaba la novedad de una lente asférica frontal para la corrección de aberraciones, elemento que debía producirse enteramente a mano. Esta óptica ha sido siempre muy apreciada por los astrofotógrafos, que precisan de su excelente control de la aberración de coma, muy perceptible en el modelo genérico AIS 50mm f/1,2.
Sobre el esquema del Noct-Nikkor, Nikon produjo entre 1994 y 2006 una versión angular, el AF 28mm f/1,4 D Aspherical, que igualaba sus virtudes a plena apertura, actualizándolo y añadiendo el autofoco.
Siendo ambos objetivos de consumo minoritario, su período de vida no fue tan largo ni prolífico como el de otras ópticas más generales. La producción manual del Noct 58 era tan laboriosa que se manufacturaron menos de 12.000 unidades en sus 21 años de vida. Por ello, su valoración en el mercado de ocasión es muy alta y actualmente los ejemplares en buen estado triplican fácilmente su precio nuevo de tarifa en el año 1993, que era en USA de 1.200 dólares de los de entonces. Parecido camino ha seguido el AFD 28mm f/1,4, que ha recibido un empuje adicional por el advenimiento digital ya que sobre la geometría del sensor DX, la focal de 28mm presenta cualidades para actuar como óptica “normal”.
Siguiendo con la tendencia de acortar focales, Nikon anunció el 9 de Febrero de 2010 la comercialización del Nikkor AF-S 24mm f/1,4G ED, un nuevo objetivo de alta luminosidad y ángulo de visión aún mayor. Diseñado con el reportaje en mente, también ofrece prestaciones muy interesantes para paisajistas y para quienes fotografíen de noche o en condiciones de poca luz; por el contrario, interesará menos a los retratistas clásicos, debido a su corta focal. Su círculo de imagen cubre los dos formatos actuales de sensor y el objetivo incluye las tecnologías más recientes de la marca, como el recubrimiento de nanocristales, motor ultrasónico, dos elementos de cristal de baja dispersión ED, más otros dos asféricos. Adicionalmente, el imprescindible diafragma de nueve laminillas proporciona lo necesario para rendir los desenfoques de forma agradable, esa compleja y subjetiva cualidad que los japoneses llaman bokeh. Gracias a todas estas tecnologías, Nikon promete imágenes de alto contraste minimizando al tiempo las aberraciones, y ello desde la plena apertura. Todo esto se refleja en un precio de tarifa cercano a los 2.150€, que parecería muy abultado de no ser por la experiencia del Noct-58, ¿recuerdan?, el que vale de ocasión mucho más de lo que costaba nuevo y en su caja.
Probamos por gentileza del grupo Finicon esta nueva óptica sobre una D3s. Nos apetecía utilizar un sensor FX porque permite un disfrute genuino de los objetivos granangulares y además, las sensibilidades elevadas que permite el sensor FX (y en especial la impresionante D3s) son las que mejor casan con la luminosidad del objetivo.
Este texto describe nuestras impresiones al respecto de esta nueva óptica, junto con algunas imágenes representativas que pudimos realizar durante el tiempo en que dispusimos del material. No pretendemos que constituya una prueba técnica en profundidad sino una simple toma de contacto desde el punto de vista del fotógrafo.
Todas las fotografías están realizadas en formato NEF y reveladas en Nikon Capture NX2, desactivando la corrección de aberraciones por software, así como la máscara de enfoque. Para los montajes y recortes se ha trabajado con versiones en formato TIFF. Las imágenes finales han sido pasadas a espacio sRGB para este web, reducidas de tamaño y grabadas como JPG en calidad 65.
Uso general
La presentación del objetivo así como sus acabados son impecables, como podía esperarse de una óptica de esta gama. Lleva la habitual junta retén de goma en su base para sellar la unión con la montura, y en la caja vienen su estuche de transporte así como su parasol específico. Su peso es respetable y sobre la D3s el conjunto alcanza 2,05 kg, que sin embargo se manejan muy bien gracias a la conocida ergonomía de la marca.
La amable colaboración de unos amigos nos permitió valorar en primer lugar los desenfoques, y la utilidad de este material para reportaje.