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Nov2017El agua y los aparatos, por lo general, no se llevan bien. Mis hijos ya se han cargado un par de móviles saltando con ellos a la piscina.
Si queremos hacer una divertida foto, tenemos que cuidar mucho si nuestro smartphone es resistente al agua; pero una cosa es que se pueda mojar y otra muy distinta, que se pueda sumergir.
Para paliar la epidemia de móviles que mueren por causas naturales —naturales de la naturaleza— las marcas han comenzado a fabricar móviles que pueden mojarse.
Para ello, algunos de los últimos modelos de gama alta disponen de protección equivalente a IP67 o IP68. ¿Y qué quiere decir esto?
IP es una norma de estandarización del grado de protección del equipamiento electrónico. Para lo que nos concierne hoy, el IP presenta dos números: el primero es el grado de protección ante el polvo y la suciedad, siendo 6 el valor más alto. El segundo, la protección ante la entrada de agua en el dispositivo, siendo 9K el valor máximo.
Teléfonos como el iPhone 7 de Apple, disponen de protección IP67. Los más nuevos Galaxy S8 y iPhone 8 o X, IP68.
¿Y esto qué quiere decir?
Que los IP67, son resistentes al polvo y soportan una inmersión a 1 m durante 30 minutos y que los IP68, a una profundidad mayor que un metro. Aquí es el fabricante el que debe especificar a qué profundidad y durante cuánto tiempo, por lo que entendemos que no todos los IP68 tienen por qué ser iguales.
De hecho, para curarse en salud —y tras algunas demandas— Apple publica en su web hasta donde puedes llevar el teléfono, es decir, nada de inmersiones, sólo salpicaduras de agua y dejando claro que averías por esta parte no serán cubiertas por la garantía.
Así que quizá las primeras risas por las fotos y vídeos en la fiesta de la piscina a la que te han invitado, se tornen en lágrimas después de un determinado uso.
Mejor deja el móvil en la toalla.
Desde que Jacques Cousteau, diseñara junto con el ingeniero Jean de Wouters y Nikon a Calipso, la primera cámara submarina del mundo, ha llovido mucho.
Desde que Nikon fabricó la primera cámara diseñada para un entorno submarino totalmente profesional, hasta que una compacta acabara en el bolsillo del bañador de los más peques de la casa, han pasado 50 años. Y eso es mucho tiempo haciendo cámaras de este tipo.
Ese saber hacer, permite que una cámara de 150 euros, divertida y diseñada para los más peques, —pero que actualmente se ha ganado fans entre los mayores— le saque los colores a un smartphone de más de 700 euros, es algo a tener en cuenta.
Pero es que además, estas cámaras cuentan con sistemas de enfoque especialmente diseñados para disparar bajo el agua, o modos de color específicos para que el color sea mejor bajo el agua.
Si a esto le añadimos resistencia a impactos por caídas y resistencia a temperaturas bajo cero, tenemos una solución que nos acompañará a todas nuestras actividades.
Pero no sólo hay cámaras pequeñas, sencillas y divertidas. Hay cámaras que son un kit completo de supervivencia, cámaras que no sólo se limitan a hacer fotos y vídeos en 4K bajo el agua.
Cámaras como la COOLPIX W300, disponen de sistemas de localización por satélite GPS, GLONASS y QZSS.
Disponen de altímetro, medidor de profundidad y barómetro que informa en tiempo real en la pantalla.
Esta cámara, por ejemplo es resistente a impactos a alturas de 2,4 metros, equivalente a las pruebas MIL-STD 810F Método 516.5; un estándar de resistencia del ejército de Estados Unidos.
Si duda, no hay par en un smartphone.
Efectivamente, esa es una de sus mejores funciones: la conectividad. Y las cámaras también tienen: gracias a SnapBridge, de hecho, son las mejores amigas de tu smartphone.
Así que, ¿qué tal si dejas tu teléfono, seco y seguro en la bolsa?
Pásatelo bien, diviértete, fotografía con tu cámara en la playa, en la piscina, en la montaña…
Luego saca tu móvil y descubre que todas las fotos que has tomado con tu cámara, están allí, en la galería, esperando ser la envidia de Instagram.